
11 Jul (Micro)Relato XXV: Luz en el desván
Hay una luz encendida en el desván, les dicen a los dueños todos los potenciales compradores que visitan la casa. El hecho de que no puedan acceder a su interior por el momento, al estar inoperable la escalera que desciende del techo hasta que los dueños se decidan a arreglarla, hace que llame mucho más la atención de lo que lo haría en condiciones normales y provoca que lo comenten. Todo el mundo se marcha tras la visita con la curiosidad en su nivel más alto sobre lo que oculta en su interior. La luz es un misterio que nadie puede resolver, es el catalizador de teorías estrambóticas con las que entretenerse para no pensar en el tiempo que han perdido.
Porque nadie se decide a comprar la casa, nadie la quiere. Normal en el estado en el que se encuentra. La escalera rota es solo uno de los problemas que presenta. Hay manchas de humedad en el techo del baño de la planta baja. El parqué que cubre la sala de estar está rayado y bufado en toda su superficie. La pintura de algunas paredes ha empezado a resquebrajarse y desprenderse. Los muebles de la cocina están manchados de grasa. Y es posible que haya un ratón viviendo entre sus paredes.
Pero a los dueños no les importa nada de eso. De hecho, todo forma parte de su tapadera, está pensado para que nadie la compre. Ellos solo quieren que vaya gente a su casa. Así pueden observar una muestra de posibles víctimas. Pueden seleccionar la pareja que más les guste, entablar una conversación y realizar una pequeña cata mental de lo que van a conseguir.
Porque la escalera al desván no está rota. La luz que se escapa por la rendija de la entrada es el aperitivo que necesitan para excitarse. En su interior tienen su propio museo en el que guardan un recuerdo de cada una de sus víctimas, ordenados para su contemplación en expositores bien iluminados.
Photo by Mika Baumeister on Unsplash
Sin comentarios